viernes, 29 de junio de 2007

Ricardo y yo


_¿Cómo te puede gustar Arjona?
_ Si, puede
_ No tiene una voz tan especial
_No, no es Pavarotti
_Sus letras son demasiado simples
_Si, no es Borges
_No es un tipo lindo
_ Si para mí
_¿Y entonces?
_Me gusta la combinación: Una voz sonora, algo áspera, que dice cosas que puedo llegar a pensar sin enroscarme y a sentir sin esforzarme.
Me gusta porque es físicamente enorme, morocho, armónicamente imperfecto, con una mirada terrible. Porque cuando se ríe parece un nene travieso. Porque pareciera que me canta al oído, y me dice lo que sabe que me gusta oír.
Ricardo: yo sé que un día vas a aparecer detrás de alguna puerta, como salido del Youtube. No me voy a quedar indiferente. Yo te acompaño nomás.

miércoles, 27 de junio de 2007

Raro

En mi cuerpo se han desarrollado conexiones extrañas:
Cuando me depilo las cejas, estornudo
cuando lloro, cambian de color mis ojos
cuando te veo, tiemblo.

martes, 26 de junio de 2007

Sueño concéntrico

Estoy tomando un vino blanco dulce. A la tercer copa, estoy mareada. Escucho de fondo "Bombón asesino" de Los Palmeras. Me quedo dormida. Sueño que estoy tomando un vino dulce blanco, casi terminando la tercer copa, comienzo a marearme. En el equipo suena una cumbia que conozco, que habla de un bombón. Caigo en un sopor y sueño: la tercer copa de vino blanco, dulce, atraviesa mi garganta mientras escucho música de Los Palmeras. Inevitablemente me duermo y sueño....
Socorro, sáquenme de aquí!

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lunes, 25 de junio de 2007

Presentación

Surgido de una conversación con Paredes Leví

(Aplausos)
Aquí están, esta noche con nosotros.
Ellos, los que nunca cambian ni lo más mínimo, los que no esperan más que aquello que lo que les depara el destino, los que hacen de su vida una vidriera, aún sin ser famosos, porque hacen todo sólo para que veamos cuán buenos son; los que priorizan la opinión de la Sra. Sociedad a la propia, los que nunca se cuestionan nada. Los que creen que la verdad es una sola y el resto es desviación, los que se la pasan intentando convencer a los demás que su versión es la correcta; los que no entienden la palabra "diversidad"; los que se reprimen y juzgan a cualquiera que se permita la más mínima libertad; los aburridos por elección, los que sólo hablan de virtudes propias y defectos ajenos. Los que nunca piden disculpas aunque sepan que se equivocaron, los que sólo aprecian las curvas corporales y nunca las curvas mentales; los que van siempre en la misma dirección y siguen sólo un sentido.
¡Señoras y señores, con ustedes LOS LINEALES!

sábado, 23 de junio de 2007

Cambio

El año que estuvo viviendo en Tel Aviv, se la pasó descalza. Sin nada en los pies andaba por el campus de la universidad, los departamentos estudiantiles, el supermercado. Hasta en la calle, que ardía bajo los cuarenta y pico de grados de jamsim (viento del desierto). Descalza de aquí para allá. Sobre el pasto, el asfalto, las baldosas de la vereda, las explanadas. Solo en las aulas, durante las clases se calzaba, por respeto y por educación, que no dijeran que era una sudaca.
Todo el año con unas bermudas gigantes y unas remeras donde entraba ella misma, tres veces.
Se pasaba las horas en su habitación, leyendo como una frenética. Se devoraba una caja de Zucaritas Kellog's por día. Quince kilos más era un saldo que no la preocupaba.
Todo un año riendo. La risa era el objetivo final de todo y los medios para despertarla aparecían con cualquier pretexto.
Todo el día escuchaba música. Era hasta bizarro a veces, escuchar en el walkman, por ejemplo, a Teresa Parodi, cantando "Apurate José", por las calles de Tel Aviv.

Hoy se pesa todos los días de su vida, no tolera una diferencia de medio kilo demás.
Se viste casi inmediatamente de retirar la sábana de su cuerpo, se pone los zapatos y no se los quita hasta pasadas las once de la noche, así no necesite volver a salir a la calle. Así lleve tacos, el día y la noche transcurren y ella, calzada.
El calor la pone de muy mal humor, más de 30 grados le alteran el día.
Ninguna de sus prendas puede lucir un talle siquiera más grande que su cuerpo.
Le cuesta reírse, a veces hasta le duele un poco. Sólo ciertos y selectivos motivos le provocan risa, de esa que estalla y resuena.
Pero sigue escuchando cualquier música, en todos lados.

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viernes, 22 de junio de 2007

Alejandra


(Si, es casi lo mismo que el último post de India Ning, ya se lo aclaré. Ella asegura que no es más que otro ejemplo de su aceitada teoría del "casualicismo". Vengo a corroborarlo.)

Hace unos días conocí a Alejandra Pizarnik. La encontré en la librería Galerna de la calle Corrientes.
No fué un encuentro casual. Yo fuí a buscarla, me compré sus obras completas. Al sentarme en una mesa de café, cuando llevaba casi un cuarto de libro leído, se me apareció. Se sentó a mi lado mirándome con esos ojos de animal desesperado.
Yo me había leído a mí misma en sus letras, quizás fue por eso que no necesitamos hablar durante un rato. Pero tenía mucho para preguntarle, así que el rato fué breve, duró hasta que rompí el silencio:
_Tenías casi mi edad cuando moriste. Cincuenta pastillas de seconal sódico, algunos dicen que no fue suicidio…
_”Me quieren anochecer, me van a morir.
Ayúdame a no pedir ayuda.”
_¿Cómo hacías para soportar el hospital?
_”Escribiendo
he pedido, he perdido….
…he querido sacrificar mis días y mis semanas
en las ceremonias del poema.
he implorado tanto
desde el fondo de los fondos
de mi escritura…”
_¿Amaste Alejandra?
_”Siniestro delirio amar a
una sombra.
La sombra no muere
y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno”
_¿Y pudiste olvidar después?
_”Aunque la voz (su olvido
volcándome náufragas que son yo)
oficia en un jardín petrificado
recuerdo con todas mis vidas
por qué olvido”
_¿Cuál era tu búsqueda?
_”…yo, triste espera de una palabra
que nombre lo que busco
¿y qué busco?
no el nombre de una deidad
no el nombre de los nombres
sino los nombres precisos y preciosos
de mis deseos ocultos”
_¿Qué es buscar?

_”No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.”
Cuando ya se marchaba, le pregunté:
_¿Dónde te encontraré a partir de ahora?
_”En la mano que busca el vaso,
en el vaso inalcanzable,
en la sed de siempre”

miércoles, 20 de junio de 2007

Pagar

Ella tenía lo que muchos solemos llamar "una vida común": trabajo convencional, horario de oficina, amigos, familiares, salidas, vacaciones.
En cada oportunidad que se le presentaba, ella seducía a cualquier hombre que se sumara a su juego, y lo llevaba a la cama. Luego de la entrega, se vestía rápidamente, y con una expresión burlona, le cobraba.
Todos la miraban perplejos.
_En la vida todo tiene un precio, bombón. Un momento agradable conmigo, también_ les decía a todos y cada uno.
Todos terminaban pagando, ante la fuerza de su argumento.
Era un plan que había urdido, pretendiendo borrar las huellas que un hombre le había dejado grabadas hacía años. Creía que eso sucedería si imprimía en su cuerpo miles de rastros de otros hombres.
No lo disfrutaba ni lo padecía, era una estrategia, y les cobraba como si aquel gesto fuese una suerte de venganza privada al género masculino en su totalidad, por culpa y dolo de uno en particular.
El problema se suscitaba con las marcas que habían quedado por debajo del límite de su piel, esas que nadie ve, pero están.
Ella guardaba una tímida esperanza que algún día llegara alguien que traspasara esa barrera para borrar aquellas marcas internas.
Sabía que el día que esa persona llegase, quizás fuese ella quien debiese pagar.

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lunes, 18 de junio de 2007

¿Almodovariano?

No es ficción.
Año 2002. Jueves de semana santa. 15: 30 hs. Volvía de un trabajo. Caminaba por una calle de mi ciudad, solo yo, nadie más había en esa calle.
En sentido contrario al que yo iba, un auto, disminuyó su marcha y se detuvo justo frente a mi. Un hombre descendió, y se acercó, corriendo. Se paró a mi lado y sentí algo que presionaba mi cintura:
_Largá todo_ dijo
Bajé la vista y ví, a la altura de mis entrañas, y sostenido por su mano, un revólver. Y sentí sobre mi cuerpo una especie de finitud extraña. Mi existencia introducida en el centímetro de una probable bala.
De mis brazos, como dos masas de toneladas de peso, cayeron al suelo, el bolso y la carpeta.
Se llevó el bolso con todo lo que una mujer (como yo) puede guardar allí: dinero, documentos, credenciales, un discman, y , lo peor, un cd de Montaner (sí, es terrible que me guste Montaner, pero cosas más terribles suceden en el mundo y nadie se escandaliza por eso). Al cd lo volví a comprar hace poco tiempo.
De aquella experiencia me quedó una sensación casi insoportable de levedad de mi ser, y un deseo, casi obsesivo, de escuchar una canción contenida en aquel cd:

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viernes, 15 de junio de 2007

jueves, 14 de junio de 2007

El juego que debía

Una Mujer y Luzbel me han invitado a hacer este juego, me estuve haciendo la distraída un rato y otro rato enfrentando el hecho de que me cuesta muchísimo escribir sobre mí, pero lo intenté:
El juego consiste en enumerar ocho cosas de uno mismo, invitar a ocho personas a realizar el juego, y escribir las reglas del mismo. Yo invito a quien quiera ser invitado.
Aclaración previa: hay ideas que vi en otros blogs.

Tengo
Una vida, que hoy por hoy, es única, de la que me empecino en encontrarle lógica y sacarle provecho, nunca consigo lo primero y algunas lo último. Un blog en el que intento plasmar lo que puebla mi mente y mi alma, es caótico y cambiante, fiel a lo que refleja.
Dos hijas, una en cada mano, que así me equilibran
Tres décadas de vida y un poquitín más de años
Cuatro trabajos actualmente (también estudio los sábados) que hacen que me desmaye a la noche cuando me acuesto a dormir y me levante a la mañana como si nunca me hubiese acostado.
Cinco mudanzas contando desde que me fuí de la casa de mis viejos. Es un itinerario por varios lugares, todos en mi país.
Seis pares de botas que adoro, de invierno, el verano no me gusta, será porque no puedo usar botas.
Siete millones de libros que están en lista de espera para ser leídos y otras tantas actividades que me harían la vida más plena, para ser disfrutadas.
Ocho minutos pensé en qué poner en este número y no lo he conseguido, así que queda así, nadie es perfecto y menos yo, claro!
Lo que no se puede medir en números: soy ciclotímica, mis ciclos suelen durar días (en el pasado duraban horas, voy evolucionando), tengo altibajos, altis y bajos toman protagonismo con bastante variabilidad. El que me conoce personalmente (aún sin ser íntimo), me ve la cara y puede darse cuenta perfecta y absolutamente de lo que me pasa: soy transparente, eso se ha convertido en un defecto y una virtud al mismo tiempo. Soy curiosa, caprichosa, ansiosa. Quiero todo ya, las esperas me cuestan bastante. Analizo todo, cuestiono todo, me enrosco en mis pensamientos y me canso de mí misma, entonces aparece la mona que vive conmigo y me lleva por ahí, por las ramas de los árboles a colgarnos un rato.
Tengo una familia no muy grande y pocos amigos pero incondicionales. Hablo bastante, pero también escucho. Tengo un par de manías.
Mi boca es grande, y eso me gusta.
Lo que más amo en la vida es cantar.
Me gustan las pastas y el vino blanco dulce. Muero por los dulces en general.Los hombres grandotes, morochos, seguros, tiernos y sensibles, que me hagan reír y pensar. La mirada y las manos, lo primero que miro.
Amé y me amaron, ya no me importa en qué proporción cada término.
Tengo muchos sueños y muchos miedos, pero los tengo identificados y les miro la cara todos los días.
Si hubiera podido elegir cómo ser físicamente, hubiese elegido ser como ella.

lunes, 11 de junio de 2007

Otro cuento más (pero ni de hadas ni tan breve)

Julieto era un tipo complicado. Casi cuarenta años, soltero. Se dedicaba a trabajar casi con exclusividad, su trabajo era creativo e independiente, se la pasaba encerrado días y noches pintando. Era un artista y un intelectual.
Tenía una profunda discapacidad emocional. Se enredaba con cuanta mujer se dejase, pero nunca se involucraba afectivamente con ninguna. Sólo se le conocían dos relaciones estables en un pasado remoto.
Julieto había desarrollado un mecanismo extraño, tramposo pero eficaz: ante la pretendida intromisión de un sentimiento afectivo hacia alguna mujer, él lo neutralizaba, lo empaquetaba y enviaba el envoltorio a una especie de "depósito" que guardaba en su alma. Así podía continuar su vida como si nada distinto hubiera sucedido.
Además, como si esto fuera poco, sufría de acrofobia, es decir, miedo a las alturas. Por tal causa, los pocos encuentros que había tenido con Romea los había soportado con una sensación de vértigo que casi lo invalidaba . El balcón de Romea era una zona peligrosa, lo que ella le había provocado también, pero rápidamente Julieto había puesto en marcha su mecanismo de empaque.
Romea no era una chica simple tampoco. Contrariamente a Julieto, y como a muchas mujeres, todo lo que aconteciera en su vida sentimental, afectaba total y completamente al resto de su existencia.
Julieto, como quien dice, era su Romeo. Había logrado subirlo un par de veces a su balcón, sin mucho éxito. Por un instante de eternidad él había podido resistirse a ella y a la altura, pero ya sabemos como son las fobias, irracionales.
Romea no concebía embalajes ni depósitos. Su mecanismo también era tramposo e ineficaz: ante la inminencia de un sentimiento, perdía las coordenadas, se abandonaba a lo que viniera. Más de una vez había perdido el equilibrio y había caído del balcón.
Ella nunca hubiera dado la vida por Julieto, pero hubiera hecho todo lo necesario para compartirla con él. Pero compartir implica coincidencia, encuentro y reciprocidad. Y no había sido suya la historia que contara estas palabras.
Ayer Romea compró diez metros de soga para treparse al balcón de Julieto e ir a buscarlo. El debió haberlo intuido en algún momento, porque cuando Romea llegó, se encontró el balcón cercado con rejas y alambrado, y del lado de adentro, otra plebeya.
Romea se fue de allí con el alma metida en la soga, deshilachándose mientras la arrastraba tras sus pasos.
Se sentó en una plaza de Verona, miró la soga preguntándose qué hacer ahora con ella. Sabía que lo mejor era amarrarse a la vida, pero no tenía idea de cómo hacer un nudo.

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jueves, 7 de junio de 2007

Desnuda (otro breve cuento de hadas)

Hacía milenios que María Cenicienta de la Eterna Llama no terminaba de limpiar las cenizas que le había dejado aquel amor sin respuesta.
Cuando uno ama desaforadamente, las cenizas que quedan se cuentan de a toneladas. Aunque el fuego, a esas alturas, solo era una llama mínima, temblorosa, que sobrevivía a los días, que se negaba a apagarse, caprichosa y tenaz.
María Cenicienta de la Eterna Llama no esperaba la invitación a ningún baile real, no pretendía un hada madrina ni una calabaza devenida en carroza.
En su cuento, solo esperaba que aquel plebeyo, arrodillado ante ella, volviera a quitarle, él mismo, una zapatilla, la otra, y luego el resto.

martes, 5 de junio de 2007

Come to me (Breve cuento de hadas)

A Fríadurmiente se le había escamado la piel con tanta escarcha. El frío era una piedra en su garganta. Estaba inmóvil, congelada. Casi muerta.
Un único compás en su mente continuaba latiendo. Aquel que hacía siglos, desde la niebla de su sueño, le reclamaba lo mismo cada día, como un taladro pertinaz, que horada con violencia: para poder despertar, como en los cuentos de hadas, no era necesario un beso. Tan sólo se precisaba de un gesto único, privado, íntimo: la mano de aquel plebeyo, apartándole a ella, siempre el mismo mechón de pelo, cayendo cómplice, sobre su cara.

viernes, 1 de junio de 2007

No era golondrina! Era gaviota!!!!



_¿Y qué es para Ud. la libertad?_ me preguntó mi psicoanalista.
No supe qué responder.
Entonces, me hice este tatuaje.


"Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao"