jueves, 30 de agosto de 2007

Basta ya

(Mi amiga Carolina me contó la historia básica, yo la adorné un poco, siempre me pareció una historia muy graciosa)

Mauricio y Silvina habían comenzado una relación hacía unos meses. Los conocí en la Facultad de Odontología, formábamos un grupo de estudios, éramos unos siete compañeros, chicas y chicos.
Mauricio era un tipo de fuertes convicciones religiosas, por eso, su relación con Silvina era todo lo inocente y cándida que se podía, mientras él no se dejara llevar por ella.
Silvina todavía no entendía muy bien qué hacía con un tipo como Mauricio. Ella era una mujer apasionada, demostrativa, sin prejuicios ni represiones a la hora de mostrar lo que le pasaba por la mente y por el cuerpo. Quizás intuía que detrás de tanto telón dogmático, Mauricio bullía. No sólo era intuición, lo sentía en la piel de él cuando lo abrazaba; sus besos le confesaban más que lo que él mismo se hubiese permitido.
Por algunas conversaciones que teníamos las mujeres del grupo con Silvina, sabíamos que la temperatura de la pareja iba subiendo paulatinamente. A ella se le estaba acabando la paciencia en la misma medida que bramaban sus hormonas. A Mauricio se le hacía cada vez más difícil sostener una postura de la que no estaba completamente convencido, y que Silvina hacía tambalear cada vez que se avecinaba un momento de intimidad.
Una tarde nos reunimos a estudiar en la casa de uno de los del grupo. Ya llevábamos horas leyendo, concentrados, cansados. Yo veía que Silvina estaba más impaciente que lo habitual. Tras haber tomado el último sorbo, apoyó con fuerza el mate sobre la mesa y mirando con furia a Mauricio gritó:
_ ¡Basta ya!_ y, ante la vista atónita del grupo, añadió_ ¡¡¡¡¡Mauricio, quiero que me faltes el respeto!!!!!

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martes, 28 de agosto de 2007

I'm back (Hoy)

Hoy se despertaron temprano. Ella se bañó primero, luego le tocó el turno a la mona.
Ella se puso jeans, sueter liviano y botas de tacos altos. La mona sólo se secó.
En el baño, frente al espejo, ella pasó el secador a su cabello y lo alisó con la planchita. La mona se arregló los pelos de la cara. Mientras ella se maquillaba, la mona la esperó sentada sobre la tapa del inodoro. No se quejaba por la demora, que ella le permitiese salir juntas hoy, le daba una alegría inmensa, suficiente para tolerar la espera.
Cuando ella estuvo lista, la mona se puso de pie, quedaron frente a frente. Ella le guiñó un ojo, la mona arrugó la trompa y le tiró un beso en el aire.
Ella le tendió la mano y le dijo:
_ ¡Vamos mona! ¡A comernos el mundo, que con la boquita que dios nos dió, no podía ser de otra manera!
Dieron un vistazo al castillo y salieron tomadas de la mano.


La canción se la regaló Glauka a Male y yo me la adjudiqué también. Sólo tengo una objeción a la letra: la vida nunca es un fracaso, si lo que vivimos hizo que lleguemos donde estamos, debe haber tenido un propósito que no debemos subestimar.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Ya vuelvo


Vuelvo en unos días. De paso, estoy pensando algunas remodelaciones y cambios para el blog, pocos, la esencia es la misma.
Voy a andar cerca, rondando.
Les dejo un abrazo a cada uno.

jueves, 9 de agosto de 2007

Un último deseo

Tengo noventa y tres años. Son los últimos minutos de mi vida. No hay túneles ni luces blancas y brillantes.
Mi alma es transportada por una fuerza desconocida a una sala de cine, estoy sola en ella.
Desde un altoparlante una voz me anuncia: a continuación, y dándole un cierre a su paso por este mundo, ud. verá en la pantalla un video clip con sus mejores momentos vividos. Tiene veinte segundos para pensar la banda de sonido que desea escuchar mientras vé el video.
Veinte segundos, son tantas las canciones! _ pienso
Sin embargo, aparece en mi mente la adecuada, y sin decir una palabra, como salida mágicamente de mi pensamiento, en los parlantes comienzo a escuchar la canción, al tiempo que se enciende la pantalla

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