jueves, 29 de marzo de 2007

Sin título

Todavía no había sonado el despetador. Isabel aún no sabía a quién agradecer la noche de anoche. Ni a dios ni al destino, se lo agradeció a ella misma, porque fue su mérito. Si había que atravesar mil tormentas para una noche así, entonces bien valía la pena salir sin paraguas.
Entre las sábanas, se preguntaba (esa eterna costumbre de preguntar tanto) cómo era posible que, después de diez años, este hombre tuviera la capacidad de darla vuelta como una media, como se decía vulgarmente. Cómo lograba que ella, al otro día, saliera a la calle envuelta en un traje de ilusión, con la sonrisa estampada como un sello, y que hasta el viento en la cara la hicieran sentirse invencible, poderosa.
Y que diez años se convirtieran en un día, solo se lograba con magia. Isabel, a esta altura, ya había aprendido algunos trucos que, en realidad, se los había copiado a la vida, para no dejarse engañar por ella. Así, aprendió a utilizar por sí misma y en su propio beneficio, el poder que le daban esos pases mágicos.
Así , tantos años se convierten en un día. Y un día, en una eternidad.

domingo, 25 de marzo de 2007

¿Quién sabe?


En "El oro de los tigres", Jorge Luis Borges escribe esta maravilla:

El amenazado
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa
máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán
mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el
aprendizaje de las palabras que uso, el áspero Norte para cantar sus
mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra
militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta
a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traido la paz.
Es, ya lo se, el amor: la ansiedad y el alivio de oir tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal, ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Hace tiempo me intriga la frase "el nombre de una mujer me delata". Busco en el diccionario la palabra "delatar": revelar a la autoridad al que ha cometido un delito para que sea castigado. Poner de manifiesto algo oculto y por lo común reprochable.
Me pregunto qué es aquello oculto y reprochable que el nombre de esta mujer viene a delatar. ¿Cuál será el delito que cometió o cometerá este hombre, que debe revelarse y por el cual será castigado?
¿Alguien arriesga alguna respuesta?

martes, 20 de marzo de 2007

Sueños 2 y 3

Sueño 2
Sueño dormida: voy en un tren. A mi lado un monstruo, gigante, con una cabeza inmensa y el pelo parado, me toma y me besa. Mientras, la eternidad transcurre. Luego, con su garra, toma la palma de mi mano, la acerca a su cara y la huele. Se baja del tren y se escapa.
Me despierto. Estoy en mi habitación, mi mano en mi nariz, y yo buscando rastros de mi propio olor. En la boca, cristales de azúcar.

Sueño 3
Sueño dormida: dos tigres, macho y hembra, se entreveran en una lucha. No es una guerra, pero hay odio. Se rasguñan, se muerden, se atrapan, se aprisionan, se sujetan.
Me despierto. Estoy en mi habitación. En mi equipo de mp3, suena esta música que copio aquí abajo, de Chambao.

Insisto: algo extraño sigue ocurriendo. O sueño mucho o las rendijas se agrandan.

Chambao - Ahí Está...

sábado, 17 de marzo de 2007

Sueño 1

Sueño dormida: estoy en una playa mirando el mar. De pronto, veo avanzar hacia mí una ola gigante, enorme, kilométrica. La veo venir y sé perfectamente lo que está por ocurrir. La ola ruge. Se avalanza y cae sobre mi con toda su furia.
Al replegarse, yo sigo de pie, inmutable, en el mismo lugar. No ha logrado abatirme. Vencí al mar.
Me despierto. Estoy en mi habitación, de pie. Mi cuerpo empapado y cubierto de sal.
Algo muy extraño me ocurre: parte de mis sueños se cuelan por entre las rendijas de la realidad.

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jueves, 15 de marzo de 2007

Muda

Tengo una fuga de palabras. Huyeron y solo me quedó este silencio, que agradezco, porque me hace bien.
Hasta que vuelvan las palabras voy a quedarme acurrucada en el silencio, abrigada en el calor que me dá, arrullada en un canto sin letras ni notas. Silencio terapéutico, que no espera nada y nada brinda. Silencio porque sí.
Sssshhhhh!!!!

jueves, 8 de marzo de 2007

Homenaje


Muchas de las mujeres que, por diversas razones admiro, se llaman "Juana".

Juana La Loca, Juana Manso, Juana de Arco, Juana de Ibarborou, Juana Azurduy, Sor Juana Inés de la Cruz, Juana Dylag.

Muchas otras merecerían llevar ese nombre: Marcela Serrano, Gioconda Belli, todas las mujeres de mi familia, Alicia Moreau de Justo, Madre Teresa, Golda Meir y tantas otras que no entrarían en esta entrada. Hasta yo misma que, humildemente, intento cada día convertirme en una Juana.

No olvidemos el verdadero significado del Día Internacional de la Mujer.

Igualmente, bienvenidos los cumplidos y presentes. Ser mujer es un festejo diario.

sábado, 3 de marzo de 2007


"Al final, unos sueñan con soñar y otros con no soñar tanto..."


¿Pueden sostenerse tantos sueños a la vez? ¿No termina lástimándonos tanto sueño incumplido, postergado?

A veces no escarmentamos, y seguimos soñando, como si nunca se nos agotara esa capacidad de construir quimeras. Y otras veces, nos sentimos incapaces de vislumbrar siquiera un atisbo de nuestros deseos, por miedo al desencanto o a la desilusión repetida.

A veces quisiera tener esa capacidad con la que cuentan tantas personas, de "neutralizar" los sentimientos, anestesiándose constantemente para no sentir. Y otras veces, no creo que logren anestesiarse para siempre. No se puede dejar de sentir y ser feliz al mismo tiempo.

Sueños y sentimientos, estoy mezclando los términos.

No es paradoja.

jueves, 1 de marzo de 2007


Sueño despierta: conduzco un auto descapotable, modelo viejo, con stereo. Voy sola en una ruta sin curvas, derecha como una cinta. Coloco en el acelerador, una piedra muy grande para que lo fije y el auto avance a una velocidad constante. Amarro el volante a la palanca de cambios a fin de que no se desvíe (la ruta no tiene curvas). El vehículo anda solo. Me trepo al borde superior del parabrisas, me siento en él. El viento alborota mi pelo. Y en el stereo, a todo volumen, suena Magia Veneno de Catupecu Machu. (Hay que escuchar la música de la canción para comprender el espíritu del sueño)