viernes, 27 de abril de 2007

Con ciertas reminiscencias de "La mujer habitada" de Gioconda Belli

Clarita vivía en el cuarto piso de mi edificio, cuando yo vivía en Rosario. Paradójicamente se llamaba Clarita por varias razones: tenía la piel del color del roble, cabello oscuro azabache, ojos marrones. Su aspecto tampoco reflejaba la candidez que su nombre sugería. Vestía con colores estridentes, utilizaba mucho maquillaje, sobre todo en sus ojos que siempre llevaba perfectamente delineados, con una gruesa línea negra bordeando ambos párpados y que se extendía un poco hacia las sienes, dándole un aspecto deliberadamente gatuno. Se bañaba en perfume; cuando uno subía al ascensor, era muy fácil adivinar si Clarita había entrado o salido del edificio. Tenía el aspecto de una verdadera "comehombres". En esa época debía haber tenido unos treinta años.
Un día, al volver yo de la facultad, me encontré a Clarita sentada en el piso del palier, con la cara entre las manos, llorando como una desgraciada. La línea negra de sus ojos se diluía en el cauce de sus lágrimas, tiñendo de negro sus mejillas.
No quise ser indiferente a su dolor, así que me senté junto a ella. Siempre me sentí solidaria con el sufrimiento de las mujeres.
Me contó que había conocido a un hombre, que había intentado por todos los medios posibles e impensados, de enamorarlo, y que no lo había logrado. Ese llanto se debía a que, al fin, ella se había percatado de lo inútil de semejante tarea: no hay plan que valga, si no surge espontáneamente entre dos personas.
_Me exprimió como a una naranja_dijo Clarita_ y después de beberse hasta la última gota, me dijo que no le gustó mi jugo. Ahora estoy seca.
Yo la consolé como pude, no tenía muchos argumentos para aconsejarla ni tampoco quería. Hasta que lloró todo lo que quiso y pude ver su cara limpia de maquillaje. Intuí que, para amar, Clarita era pura, limpia...y clara.
Unos meses después la vi caminando de la mano de un hombre. El la miraba como si de su mano se desprendiese una parte de sí mismo. Ella se dejaba mirar. Desde la vereda de enfrente me saludó y cruzó la calle hacia donde yo estaba.
_Conocí a este tipo hace un mes, Letra! No soy más una naranja seca. Reencarné en raíz de árbol, me nutro de la tierra y doy frutos.
Sonreía. La línea negra de sus ojos nunca había estado tan definida.

14 comentarios:

Churra dijo...

Precioso, las segundas oportunidades de la vida son las mejores, se agarran bien al suelo o el suelo se amarra a ellas, lastima que no sepan hacer trampas y colarse las primeras .
Me ha encantado .
besos

DE-PROPOSITO dijo...

ANDEI POR AQUI.
Desejo que a felicidade esteja contigo.
Fica bem.
Manuel

Arcángel Mirón dijo...

Qué bárbaro.

Suele suceder eso, que no sea todo como parece ser: la comehombres deshecha.

Anónimo dijo...

se sobrevive a todo, incluso a uno mismo.

MALEFICABOVARI dijo...

Qué suerte tiene Clarita¡ Y del proceso ese, el doloroso, cómo salió? Porque una mancha de mora no quita otra, cuando la primera es enorme y cuantiosa. Si me da la solución, prometo seguirla a rajatabla, pero no creo en milagros, y al corazón, no se engañarlo. Yo me siento pletórica de amar así, aunque al otro lado haya un silencio hiriente, es un regalo poder amar en superlativo singular, no sabe ud la de cosas que se aprenden, una se da las respuestas sola, y luego se nutre de recuerdos, y cuando estos se agotan, y el tiempo los desdibuja, es entonces cuando ya se puede salir por ahí de festivales y ponerse trajes nuevos de amores que prometan lunas cercanas a la tierra, pero eso dura una eternidad, lo de que los recuerdos se tornen opacos, a veces, la vida entera y otra mas.
Ya le digo, me alegro por Clarita, yo cuando lloro, cómo no llevo nunca maquillaje, pues eso, mire, no tengo que limpiarme luego la cara.
Menos mal que la tienen a ud. Supongo que algún día seré yo esa Clarita suya... mientras vivo jodida, pero tranquila, esto lo elegí yo con conciencia plena. Y alevosía y premeditación.
Bss,
Male

Cromatica dijo...

Que personaje esta Clarita! se esconde tras el maquillaje!

Excelente relato amiga Letra.

Un abrazo

Mae dijo...

Vaya sorpresa de blog. Precioso texto. Maravilloso blog... Amenazo con volver. Un saludo.

Letra dijo...

CHURRA: si, yo espero que le haya ido bien a esta Clarita. Esto de hacer justicia ya es como un apostolado!

DEPROPOSITO: gracias por pasar, estuve en tu blog, entiendo poquísimo el portugues, pero prometo esforzarme


ARCANGEL: después me di cuenta que había sido un prejuicio mío, Clarita estaba lejísimo de ser una comehombres

MARI: por suerte!

MALE: te estoy leyendo aquí y en otros blogs con una tristeza como enquistada. Espero que sea solo una sensación mía.
A Clarita le hice justicia Male, hay que equilibrar un poco no?

CROMATICA: si vieras a la mujer que me inspiró esta Clarita, te matás de risa. Es un personaje! Besos

MAE: amenazá y cumplí que podés volver cuando quieras. Besos, yo también te voy a visitar.

Mandarina azul dijo...

Nos cuesta tan poco "etiquetar" a la ligera... Me alegro de que descubrieras a la auténtica Clara, y me alegro de su sonrisa.
Me ha encantado, especialmente la frase final, preciosa y contundente, "la línea negra de sus ojos nunca había estado tan bien definida".

Un beso, letra, cada día me gusta más leerte. :)

botas de agua dijo...

Estoy con mandarina azul (en acuerdo, no en casa ;) me encantó el relato; me resultó fresco y sorprendente (a eso me refería un día cuando te dije que cada vez arriesgas más en tus posts, innovando, progresando, liberándote...) y me quedó clavada la frase de "la línea negra de sus ojos nunca había estado tan bien definida" que cita Mandarina y, además y en contraposición, la de "La línea negra de sus ojos se diluía en el cauce de sus lágrimas, tiñendo de negro sus mejillas". Menudo juego de contrastes. Besos, chica.

Lúzbel Guerrero dijo...

¡PLIÑ! (el del Botis)
Estoy con mandarina en lo de la frase final, el relato no me gustó, porque siempre tiene que haber un borde, y porque yo de Ud, espero más.
¡A Rosario!, el Boulevard Oroño, el puerto y mi abuelo en bicicleta!; ¡cuánta nostalgia me ha traído Clarita!. Yo conocí a una clarita, le llamaban "la petisa"; la piel brillante y coloreada, el litro de perfume toraba y esa inclinación al besuqueo con los niños...¡una plasta!. Me acuerdo de la Biblioteca Nacional (o provincial,..ya no recuerdo), del monumento a la bandera y las islas en el horizonte. Gracias morena.

Lúzbel Guerrero dijo...

Oiga morena ¿nos hacemos un chat?

Letra dijo...

MANDARINA: gracias, qué bueno que te haya gustado, porque no le pasó a todo el mundo, y bueno, no es posible agradar a todos no? Un beso

BOTAS: si, me estoy aflojando, pero no del todo, tengo miedo que me salga cualquier incoherencia. Besos

LUZBI: yo soy rosarina, no por nacimiento sino por opción, viví ahí muchos años, más de los que llevo en Bs. As, y Rosario es sin duda, mi lugar en el mundo.
Me voy pal chat

Matta dijo...

Hermoso ...intenso..pero nunca serás naranja seca..menos si escribes así, de esta manera...