jueves, 31 de mayo de 2007

Me pongo el guante

Churra me ha pasado un guante, que me viene bien para estos fríos. Debo transcribir un párrafo de la página 179 del libro que esté leyendo.
Estoy leyendo dos. Ahí van:

"La primavera pasada estuvimos de camping, en Big Sur durantre dos semanas. Quisimos llevar al nene con nosotros, pero se negó a venir. Dijo que tenía que estudiar para los exámenes.
Si, es perfectamente capaz de bastarse a sí mismo, de guisar sus propias comidas. De todos modos, a veces nos preocupamos.
Eso le encanta.
Pero temenos que el Nene se esté arruinando la vista. No quiere jugar con los otros niños.
Libros de cómics, Poe, Jack London, la enciclopedia, para él es igual. Después de apagar las luces, a las nueve, lee bajo las mantas con una linterna. Lo hemos sorprendido varias veces.
Sólo lecciones de cítara.
No, no tratamos de influir sobre el Nene. Aceptamos de buen grado lo que desee ser cuando crezca."
Este párrafo es del relato El Nene, del libro Yo, etcétera de Susan Sontag. Este libro es algo completamente diferente a lo que vengo leyendo. Y eso lo hace más fascinante aún. No puedo decir más porque todavía no había llegado a esa página, pero ya estoy intrigada.

El párrafo que sigue es del libro Una costumbre de Oceanía de Alberto Ramponelli, que viene a ser, mi profesor del taller literario al que asisto. Como no tiene página 179, he sumado estos tres números, siendo el resultado 17. La página corresponde al cuento Flores Muertas.
Lozano, el protagonista, está realizando un censo y entra a la casa de esta mujer, con la que intercambia un par de preguntas más allá que las expresamente formuladas por el censo. Como consecuencia de asistir de alguna manera, a la soledad en la que está sumida esta mujer, Lozano se enfrenta con su propia soledad.

"Puede ver cómo la sombra de un recuerdo doloroso cruza por la cara de la mujer, le descuelga la sonrisa. Hay un espacio de silencio, incómodo para Lozano. Está a punto de decir algo, pero la mujer se le adelanta.
_Mi marido murió joven, en Malvinas. Papá, que ya estaba retirado, me ayudó con mis hijos. Pobre papá. Un día salió a hacer unas compras y no volvió. Me trajeron la noticia, un síncope, en la calle. Solo, pobre, yo no pude estar a su lado.
_Lo siento_dice Lozano.
La mujer lo mira como si recordara su presencia.
_Disculpe, no me haga caso_dice después.
Lozano inclina la cabeza y vuelve, rápido a las preguntas.

Bueno, hecha la tarea, paso el guante al que quiera recogerlo.

2 comentarios:

GLAUKA dijo...

Me encanta seguir la pista de los guantes ;) ... y me encantó tu "sistema" para salir del paso, sí, sumando los dígitos ;), eres un hacha!

Churra dijo...

Gracias guapisima .....
Un besazo
( me encanto esa palabrita que te sacaste de la manga en el blog de Male "adulatorio?????.Genial
Mas besos